sábado, 13 de diciembre de 2008

Una semana peliaguda...

Cada semana en Kerala nos trae alguna sorpresa nueva.

Después de la guerra contra las hormigas, tuvimos la guerra contra el moho y, esta semana, la guerra contra las larvas. Creo que no tardaremos en declararle la guerra a los ratones, cuya presencia hemos empezado a sospechar por el rastro de sus caquitas.

Pero no adelantemos fatalidades y volvamos a nuestros gusanos.

Todo empezó la noche del martes, cuando escuché unos golpecitos en la puerta. Acto seguido, una voz familiar: "Isaaaa, may I come in?". Nora, asomada a la puerta de mi habitación, me buscaba para embrollarme en un nuevo lío...

"¡Mira con lo que me he encontrado en la carretera!" - acurrucado en sus brazos, una bolita viva de peluche - "Pero no lo acaricies demasiado, porque viene lleno de gusanos...".

En menos de cinco minutos, convocamos asamblea extraordinaria de emergencia, con asistencia plenaria de nuestro nuevo equipo de voluntarios. Simon y Luise tomaron la iniciativa de inmediato, metiéndose en la ducha con el cachorrito. Jenni y yo nos convertimos en el "comando cocina", allanando la misma con nocturnidad y alevosía en busca de una tacita de leche. Mientras tanto, Nora se encargaba de documentar gráficamente nuestra hazaña.

Hasta la una y media de la madrugada, estuvimos luchando contra las larvas. Aparecían por centenares y por los lugares más inesperados, bajo la piel y los párpados. Muchas se fueron por el desagüe de la ducha, otras fueron a terminar en la taza del inodoro, y tan sólo unas pocas lograron fraguarse camino hacia las baldosas de la salvación. Aunque de poco les sirvió, pues algo extraordinario se produjo en esta noche de sorpresas - una inesperada alianza se formó entre humanos y hormigas. Incluso Nora aceptó de buen grado esta tregua de paz con el enemigo, dejando actuar al ejército negro contra las legiones blancas.

En cuestión de minutos, observamos como las hormigas se habían organizado para recubrir y sofocar a las larvas. Presenciamos la singular batalla entre dos hormigas y una larva - un espectáculo digno del National Geographic, ¡en vivo y en directo!

Al día siguiente, nuestro perrito fue al veterinario. Nos confirmó el sexo de la criatura, un machito, así como su edad - 25 días como máximo. Le compramos comida, productos para la desparasitación, un biberón y hasta un juguetito.

Todavía no le hemos dado nombre y es casi mejor así, pues "desde arriba" nos han caído órdenes de deshacernos de nuestro protegido. Así que desde ayer estamos en busca de un hogar amoroso para el chiquitín.

4 comentarios:

Carol dijo...

Me alegro de que estés de vuelta y hayas retomado el blog.

Leer tus posts desde Japón es especialmente agradable por el contraste entre Kerala y Tokyo.

Cuídate!

Al. dijo...

Hale, que monín... Por que no abris una campaña de donativos para que os dejen quedaros con el? Yo pongo 5 €...

avistu dijo...

Decid que es medio ciego o que se le puede enseñar a ser perro lazarillo o que el Instituto necesita una mascota o que se yo...pero ¡quedaoslo! que es una cocada.

Isabel dijo...

Hola Asiasido! Carol, ayer por la noche me puse al día de tus aventuras niponas, me río muchísimo con tus anécdotas... qué pena que pronto vuelves a Barcelona (aunque seguro que Al y los gatitos se alegrarán). Espero que sigas actualizando el blog...

Al, muchas gracias por el donativo! Con esos cinco euros (que en la India dan para mucho) le hubiésemos construido la caseta en el jardín... pero no ha habido manera de ablandar a los jefes :-(

Juni, la verdad es que intentamos con todos esos argumentos y más. Lo único que conseguimos fue una propuesta de "darnos gato por perro" (no descarto el trato).

Besos,
Isa