jueves, 26 de enero de 2012

De las hormigas y del fin del mundo

Primero se fueron las ratas. Ya no oíamos sus patitas corretear por la galería de la cocina. No puedo decir exactemente desde cuándo dejaron de visitarnos. Lo he ido notando poco a poco. Últimamente Amjad y yo andábamos algo perros, dejando para mañana la tediosa tarea de sacar la basura (en la India especialmente fastidiosa, porque no hay contenedores en la calle, sino que te toca acechar al camión del basurero, que pasa temprano por las mañanas, cuando pasa, pero que nunca pasa a la misma hora). Así que se nos fueron acumulando las bolsitas negras y con tanta inmundicia a la vista, pensé que las ratas se iban a dar un festín. Se lo comenté a Amjad, quien prometió bajar la basura "mañana". Dos días más tarde, las bolsas seguían ahí. Pero esto no es lo sorprendente, sino que siguieran intactas. Se lo hice notar a Amjad, quien acto seguido de volver a prometer, confirmó mis sospechas: "las ratas se han ido".
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No le di la menor importancia, hasta ayer. Por la noche, mientras recogía la cocina, constaté algo realmente asombroso. Incluso se podría decir que milagroso. Las hormigas también se habían largado. Habíamos vivido con ellas desde que nos mudamos al piso, en febrero del 2010. Digo bien que convivíamos nosotros con ellas y no al revés, porque nos superaban excesivamente en número y porque intuyo que ocuparon el piso antes que nosotros. 

Pululaban por toda la casa, pero siempre de forma ordenada. Tenían sus autopistas, con sus dos o tres carriles de doble sentido, y a cualquier hora del día o de la noche, podíamos verlas de camino hacia alguna parte. En una ocasión vimos cómo cargaban con sus huevos desde la galería hasta el lavabo del comedor (es que en este país, los lavabos pertenecen al comedor). Tardaron día y medio en terminar su mudanza. Esto fue en el mes de abril del año pasado. Lo recuerdo porque apretaba el calor y Amjad admiró la inteligencia de las hormigas: habían elegido vivir en la parte hueca del lavabo, donde el sistema de canalización del agua les haría el efecto de aire acondicionado (y yo admiro la agudeza perceptiva de Amjad: de los dos, ya podéis figurar quién es el ingeniero y quién la que limpia la cocina).

Sé que esto os va a sonar raro, por no decir demencial, pero aprendí a respetarlas (iba a escribir "quererlas", pero me ha parecido demasiado fuerte). El caso es que las dejaba hacer su camino sin molestarlas y procuraba no matarlas al fregar los platos. Y ahora, ya no están. Han desaparecido todas las hormigas. Todas. Las he buscado en el lavabo, en la pila, en el suelo, en las paredes. Ni una, no ha quedado ni una. Las autopistas, donde nunca se detenía el tráfico, ahora están completamente vacías. Ni siquiera he visto una sola hormiga paseándose por la encimera, donde se habían quedado unas migajas de pan del mediodía.

No me vayáis a malinterpretar: no es que las eche de menos. Al principio de mi descubrimiento, incluso me alegré de que por fin nos hubiesen dejado solos. Pero al rato, no sé... como que todo esto no me parece "normal". Que una civilización entera desaparezca tan de repente y de forma tan radical. No sé... a mí me resulta algo siniestro. ¿A vosotros no?

Cuando se lo dije a Amjad, me preguntó si estaba de broma. Pero mi mente morbosa siguió dándole vueltas al asunto y se me ocurrió que... a ver si es que van a tener razón los Mayas y esto de verdad se acaba, una especie detrás de otra... Una mirada de Amjad bastó para interrumpir mis elucubraciones. Hay miradas que hablan por sí solas y esta me dijo claramente que como siguiese contando bobadas, la que no iba a vivir para ver el fin del mundo era yo.

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Así que esta mañana, me he levantado con la cabeza llena de hormigas y ratas. He examinado la cocina (donde había dejado fuera el pan) y el lavabo, para confirmar que efectivamente esto no lo había soñado. A escondidas de un dormido Amjad, he consultado el oráculo que siempre me da respuestas: Google.
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Las palabras clave de mi búsqueda han sido: "desaparecen las hormigas". Como era de suponer, lo que más me ha salido son consultas de amas de casa desesperadas, preguntando por trucos para deshacerse de esta plaga (voy a tener que contestarles que lo mejor es no hacerles caso, que al cabo de un par de años emigran por sí solas), pero también he dado con un artículo interesante. Curiosamente, fue publicado hace tan solo una semana en la "Tertulia de Hoy".

El artículo se titula "¿Y si desaparecen las hormigas?". Según Edward O. Wilson (considerado el mayor experto en hormigas a nivel internacional), existen 168.000 hormigas por cada ser humano, por lo que su biomasa es la misma que la nuestra. En otras palabras, como colectivo, pesan lo mismo que nosotros (qué dato tan curioso: me pregunto cómo llegarán los científicos a estas conclusiones y cómo no se les ocurrirán otras formas más productivas de matar el tiempo).  Otro erudito, el Doctor Olmo Hernández Cuba, investigador del Instituto del Centro Iberoamericano de la Biodiversidad (Cibio), de la Universidad de Alicante, afirma que las hormigas representan el 15% de la masa de organismos vivos terrestres. Son 12.000 las especies de hormigas censadas: a su lado, los mamíferos no somos nadie (solo 5.487 especies). Con una presencia tan masiva, afirman los científicos que la probabilidad de que las hormigas desaparezcan es practicamente nula (creo que también voy a tener que ponerme en contacto con Eddie y Olmo, para compartir mi experiencia).

Aún así, estos estudiosos se han dedicado a conjeturar qué pasaría si las hormigas dejasen de existir. Pues bien, las consecuencias serían poco menos que nefastas: a medida que las hormigas dejasen de prestar sus servicios al ecosistema, el impacto sobre la biodiversidad iba a ser incalculable. Iban a desaparecer muchas especies, tanto animales como vegetales. ¡JA! A ver quién se ríe de mí ahora.

Bueno, para el caso, yo sigo sin entender lo que ha pasado en mi casa. Pero voy a estar bien alerta y os iré contando si observo alguna otra cosa rara. Solo le pido a Dios que, si el fin del mundo ha de producirse mediante la erradicación paulatina y sistemática de las especies, los próximos en desaparecer sean los mosquitos.

3 comentarios:

Isabel dijo...

Tengo buenas y malas noticias.

Las malas: ¡Acabo de avistar tres hormiguitas en mi cocina!

Las buenas: Puede que el mundo no se acabe este año :)

Isabel dijo...

Por cierto, con tanto predicar el fin del mundo, se me olvidaba comentar que hoy estoy de fiesta (qué raro) porque es Día de la República... ¡Viva la república!

*Anaí* dijo...

Eres una friki.

Pero soy super fan de esta entrada tuya :P