sábado, 23 de febrero de 2008

Valencia futurista

Me encantan su luz, sus árboles, sus puentes, sus jardines, sus fachadas, su dinamismo y, sobre todo, la creatividad con que logra reinventarse a sí misma, combinando con arte lo tradicional y vanguardista.

Valencia siempre me sorprende. Ayer, después de pasar más de un año sin poner pie en ella más que para pisar el aeropuerto de Manises, me volví a maravillar con su belleza monumental. El día nos había salido especialmente soleado y, de pronto, eché mucho de menos mi cámara de fotos. Tiene inri sentirse turista en su tierra.

Para dar alivio a mis ansias frustradas, me decidí a comprarle una postal a mi amigo Wichan, para que la añada al mural de su habitación en Chiang Mai. Por una vez, fui rápida, sólo me llevó veinte minutos elegirla:

No era la más bonita. Sin embargo me llamó la atención por una pequeña peculiaridad. Si su gracia no os ha saltado inmediatamente a la vista, volved a mirar la foto con detenimiento antes de seguir leyendo.

Por un momento, pensé que mi máquina del tiempo había funcionado pero que la había programado mal: en lugar de volver a empezar el 2007, ¡me había proyectado hacia el 2009! ¡Y sin cumplir mis resoluciones para el 2008! Horror. Afortunadamente, sólo fue un susto. Si es que Valencia es futurista: le gusta adelantarse a su tiempo.

Esto también lo noté en la oficina de correos, donde entré para ponerle sello a mi postal. No tenía muy claro a qué contador dirigirme ni dónde coger número, pero el funcionario de seguridad me informó de que no hacía falta hacer cola para comprar sello, porque en el vestíbulo había máquinas que los distribuían. Qué modernos.

Efectivamente, allí encontré varios artilugios dispensadores. Me quedé dudando delante de uno. No, no va a ser éste. Después de dar un par de vueltas de perdiz, volví al funcionario: “¿Dónde dice que está la máquina?” En el vestíbulo. Pues sí, va a ser ésa.

El artefacto ofrecía por un lado sobres y, por el otro, “estampillas”. Claro, cómo no habría caído antes: ¡como “stamp” en inglés! En cuanto empecé a apretarle los botones, el chisme se me puso a hablar en cristiano y, cuando me preguntó cuántos sellos quería y para dónde, enseguida nos entendimos.

De vuelta a casa, me abalancé sobre el diccionario de la Real Academia, para que me sacase de mi necedad.

Estampilla:

Especie de sello que contiene en facsímil la firma y rúbrica de una persona, o bien un letrero para estampar en ciertos documentos.

Voz americana: sello de correos o fiscal.


Todos los días se aprende algo.

1 comentario:

avistu dijo...

A mi Avilés me sigue pareciendo que está en una distorsión espacio-temporal, porque la veo igual que estaba no sólo cuando me fuí a Asia sino antes, cuando volé por primera vez a Dublín.

También es cierto que de comparar algo con Valencia, que no lo estaba intentando, tendría que ser el Oviedo...esperemos que no de Calatrava.