viernes, 29 de agosto de 2008

Laurie Baker

Hace unos cuantos meses os hablaba de Andreas Froese, el genio de las botellas, a quien conocí durante mi viaje a Colombia (por cierto, el tema de las botellas pronto volverá a dar de que hablar en mi blog, pues el muy loquito de Andreas ha decidido empezar nuevo capítulo en su vida y a ver si adivináis dónde... pues sí, aquí mismito en la India: ¡vamos a ser vecinos!).
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Hoy quiero hablaros de otro personaje increible, Laurence Wilfred Baker (más conocido como Laurie Baker), quien sin duda se hubiese llevado bien con mi amigo Andreas. Y es que tienen mucho en común.

Laurie nació en Birmingham, en 1917. En esta misma ciudad se laureó como arquitecto. Después de la Segunda Guerra Mundial, llegó a la India para trabajar en la construcción de hospicios para leprosos. Su paso por este país marcó un hito importante tanto en su carrera profesional como en su evolución personal.

Desde un punto de vista arquitectónico, Laurie no tardó en abandonar las fórmulas dogmáticas aprendidas durante sus estudios universitarios. La India despertó su total fascinación por el ingenio de las personas más humildes, quienes lograban construirse hermosas casas utilizando las materias primas a su alcance: barro, cañas de bambú, hierba seca y hasta estiércol vacuno. Pero lo más asombroso es que estas casas, a menudo expuestas al efecto devastador de los ciclones, se mostraban mucho más resistentes que las construcciones tradicionales a base de ladrillo, cemento y hormigón armado.

Estas "revelaciones" revolucionaron su estilo y filosofía arquitectónica, para siempre marcada por un firme compromiso medioambiental. Sus construcciones se caracterizan por la utilización exclusiva de recursos naturales autóctonos (especialmente, el barro), el aprovechamiento de materiales de desecho (por ejemplo, el vidrio de las botellas, con las que conseguía hermosos juegos de luz y color), la creación de espacios con sistemas de ventilación naturales. Desde un punto de vista estilístico, Laurie es un naturalista. Aborrece las líneas y ángulos rectos, las habitaciones simétricas, las formas planas. Juega con curvas, arcos, bóvedas, techos altos, claraboyas multicolores, nichos y recovecos.

Durante sus años de misionero en la India, Laurie conoció a Mahadma Gandhi, quien se convertiría en íntimo amigo. Tras la declaración de independencia, en 1947, éste le suplicó que no abandonase el país.

En su página oficial, Laurie le dedica hermosas palabras, que traduzco para vosotros: "Creo que Gandhiji es el único líder que ha hablado con consistencia y sentido común sobre las necesidades constructivas de nuestro país. Lo que dijo hace muchos años es hoy todavía más pertinente. Una de las cosas que dijo que más me han impresionado, hasta el punto de haber marcado mi línea de pensamiento en mayor medida que cualquier otra influencia, fue lo siguiente: que la casa ideal es aquella que se construye con los materiales encontrados en un radio de cinco millas de la misma. No existe explicación más clara que este consejo de Gandhiji acerca de lo que significa una tecnología de construcción adecuada. Confieso que siendo un joven arquitecto, nacido, crecido, educado y laureado en Occidente, primero pensé que el ideal de Gandhiji era un poco exagerado y me decía a mí mismo que probablemente no pretendía que se le interpretase a pies juntillas. Pero ahora, en mis setenta y con cuarenta años de construcción a mis espaldas, he llegado a la conclusión de que estaba en lo cierto, literalmente, palabra por palabra, y que no habría querido dejar puerta abierta a excepción alguna. Ojalá no hubiese sido tan orgulloso y estado tan seguro de mi formación como arquitecto, pues entonces hubiese visto con claridad los magníficos ejemplos de la sabiduría de Gandhiji, que tenía a mi alrededor durante el tiempo en que habité el distrito de Pithoragarth".

Os recomiendo que visitéis esta interesantísima página web. Aquellos a los que el idioma de Shakespeare no amedrente encontrarán mucha información sobre la vida de Laurie Baker, con abundantes párrafos extraidos de su diario. Y los demás pueden disfrutar de las fotografías de sus obras, que suman más de 2000 sólo en la región de Kerala.

Lo que la página web no menciona es que Laurie falleció el año pasado y que los edificios de nuestro proyecto son su obra póstuma. Él fue quien supervisó los planos (trazados por su más fiel discípulo), pero no vivió tiempo suficiente para ver erigidos los edificios.

Siento mucha pena por haber llegado tarde, me hubiese gustado conocerle. Aquí, en Kerala, Laurie tenía muchos amigos. Algunos de esos amigos ahora también son amigos míos, por lo que les pido que me cuenten recuerdos y anécdotas. Geetah es una de ellos.

Geetah vive en la otra orilla de mi lago, en una casa de ensueño que Laurie le construyó para sus viejos días. Hoy, durante la comida, Geetah me ha contado como un día antes de visitar el lote de tierra en el que hoy se asienta su casa, llamó a Laurie para preguntarle cuál sería en su opinión el terreno perfecto para construirse una casa.

"Pues, Geetah, lo primero es que no sea un terreno plano. Los terrenos planos me resultan insulsos y aburridos: yo prefiero un terreno que tenga ondulaciones, pendiente, un pico... y si puede estar cerca de un río o de una fuente de agua, mejor que mejor - pero estas cosas hoy en día ya no se encuentran".

Geetah tomó nota mental de sus consejos y marchó a visitar su lote de tierra. Nada más verlo, supo que tenía que comprarlo: ahí estaban las ondulaciones, la pendiente, el pico y todo ello a la orilla misma del idílico lago Vellayani. El contrato de compraventa se firmó ese mismo día. Por la noche llamó a Laurie: "ya lo tengo, tienes que venir a ver mi terreno y me tienes que construir mi casa".

Unos días más tarde, Geetah llevó a Laurie a admirar su reciente adquisición - "Laurie, ¿qué te parece? ¿Hice bien al comprarlo?".

Aquél, que se había quedado boquiabierto, se giró repentinamente hacia Geetah y agarrándola por el cuello dijo: "Ladrona, más que ladrona: ¡me has robado mi sueño!"

Govind, el hijo de Geetah, me contó que Laurie era un tipo extravagante: se quedaba maravillado ante una araña, elogiaba su belleza y prohibía a todos que la molestasen.

Creo que nos hubiésemos llevado bien...


Fotos tomadas esta tarde, en la casa de mi amiga Geetah:

Geetah, tras la barra de su cocina

Salita, comedor y estudio

Escritorio encajado en un recoveco abovedado

Nichos empotrados
Techos altos

Claraboya con botellas de vidrio
Vista exterior

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