lunes, 31 de marzo de 2008

Un día menos

Cuatro días para Colombia, dos o tres para estar viva y uno para despedirme de Junior.

Aún no le he dicho a mi padre que me vuelvo a ir de viaje y, aunque esta vez no me vaya con la mochila al hombro, sé de antemano que la noticia va a sentar mal, muy mal. Así que no sé ni cuándo ni cómo soltar la bomba.

¿Mañana, nada más llegar a casa? Desventaja: parece ser que las malas noticias sientan peor de noche que de mañana. Ventajas: quitarme enseguida ese peso de encima y, si la cosa se pone fea, siempre puedo decirle que es broma... "poisson d´avril, papa!" (a lo mejor traga el anzuelo, aunque mis dudas tengo).

¿Al día siguiente? Desventaja: creo que iba a ser el segundo peor cumpleaños de mi madre (el peor fue cuando se nos murió el perro ese mismo día). Ventaja: después de mucho pensármelo, sólo se me ocurre una... ¿un día más de vida?


¿Al otro día? Desventaja: aguantar la tensión hasta el último momento. Ventaja: sigue sin ocurrírseme otra que no sea la de más arriba.

En cuanto a la segunda pregunta, el cómo, lo tengo aún más crudo.


"Tengo una buena y una mala noticia"... no, que como me pida
la mala primero, el tiro me sale por la culata...

"Traigo dos noticias"... no, que se piensa que estoy embarazada y me caso.


"Papá, me voy para seis meses a Colombia (pausa efecto)... ¡que no! ¡que sólo son unas semanas!"... ésta ha sido sugerencia de Junior que, aunque no se note, tiene más experiencia que yo en lo de dar noticias impopulares en casa. He tomado nota de su consejo: "habla de semanas, no de meses" (genial, ¿cuántas semanas tiene el año y medio que me voy a tirar en la India?).

"Papá, te tengo que decir algo, pero antes de escuchar
nada, recuerda que sólo tienes una hija..."
Tengo mis días contados.

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