martes, 1 de abril de 2008

Palabras prestadas

"- Asilo para un pobre huérfano - dijo.

Fue lo único que acertó a decir, sólo por decir algo. Se sorprendió de cuánto había envejecido desde que la vio por última vez, y fue consciente de que ella lo veía de igual modo. Pero se consoló pensando que un momento después, cuando ambos se repusieran del golpe inicial, irían notándose menos el uno al otro las mataduras de la vida, y volverían a verse tan jóvenes como lo fueron el uno para el otro cuando se conocieron: cuarenta años antes".

La prosa no es mía, sino de Gabo. El párrafo, rescatado del amor en los tiempos del cólera, narra el reencuentro de dos amantes secundarios. Lo leía hoy en el avión y de inmediato me recordó a una persona muy cercana, que hace poco más de una semana le anunciaba a su hijo su determinación irrevocable de remendarle a la vida un desgarrón antiguo.

Me pregunto cómo les habrá ido, si por fin habrán juntado sus soledades, y si el amigo de infancia, novio de adolescencia, es ya concubino de su vejez.

Nota para Junior: mañana, sin falta, la llamo.
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