Entre cumpleaños y compras, otro día más ha pasado volando. Mañana tocan paella y despedidas. A las 23:45 saldré en autobús para Madrid. Llego a la estación del sur a las cinco de la madrugada del jueves y de allí me voy derechita a Barajas.
Aún tengo pendiente el hacer maletas. Como siempre, apurando hasta el último momento... pero encima esta vez me resulta aún más complicado que de costumbre.
Resulta que en Colombia no existen estaciones (nota aclaratoria para el Junior y otros listillos - me refiero a las de Vivaldi, ¡que no a las ferroviarias!) o, mejor dicho, todas las estaciones se dan simultáneamente a lo largo y ancho del territorio. Mientras uno se pela de frío en la montaña, en la costa otro suda la gota gorda. En Bogotá es siempre primavera y en Cartagena, tórrido verano.
Le pregunté a Juan Pablo qué tipo de ropa me iba a hacer falta, si formal o casual. Su respuesta, más que ayudarme a seleccionar el vestuario adecuado, me desestabilizó aún más. Voy a necesitar ropa de calle, ropa de selva, ropa de playa, ropa de montaña, ropa de andar por casa, ropa de reuniones, ropa de convenciones y ropa de cenas ceremoniales... ¡y yo que esperaba viajar ligera de equipaje!
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Más me valdría ponerle ruedecillas al armario...
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2 comentarios:
¿Cumpleaños? ¿El tuyo quizá?
Mucha suerte con el nuevo proyecto y que usted lo escriba bien, que lo hará.
Muchas gracias señorita, tanto por los ánimos y como por sus puntuales visitas (yo también me asomo a menudo a su ventana)...
El cumpleaños era de mi madre, que es flor de abril, como usted :o)
Besos,
Isa
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